Ácido hialurónico, la macromolécula de uso en cosmética por excelencia. Esta glicoproteína conocida ya por todos nosotros y utilizada frecuentemente en multitud de formulaciones tanto por su potencial como por su versatilidad, encierra muchos más secretos de los que la mayoría de nosotros sabemos. Analizamos aquí todas las versiones y posibilidades de uno de los activos más famosos en el mundo del cuidado de la piel.
El ácido hialurónico es un polímero estructural de nuestra piel. Recordemos que, junto a otras grandes moléculas, forma parte de lo que conocemos como sustancia fundamental en un sistema capaz de gelificar el agua corporal y retenerla manteniendo la hidratación en sus niveles óptimos. Y de esto es precisamente de lo que se encarga el ácido hialurónico ya que su principal propiedad es la de ser capaz de retener hasta mil veces su peso en agua y evitar la pérdida transepidérmica de la misma. Pero si el ácido hialurónico ya está presente en nuestra piel, ¿por qué debemos incluirlo en nuestra rutina? Al igual que muchos otros de sus componentes, el ácido hialurónico se degrada con el tiempo de forma que a medida que sumamos años, restamos parte de su contenido. Por eso, reponerlo nos puede ayudar a mantener la piel en buen estado y retrasar signos como la flacidez, la falta de elasticidad y las arrugas.
Ahora que sabemos esto, veamos otro de los grandes secretos que se esconden detrás de este activo, pues hablar de este ácido implica inevitablemente hablar de un concepto que conocemos como “peso molecular» y que hace referencia al tamaño de la molécula y a su capacidad de penetración a través de las diferentes capas de la piel. Es importante saber que diferentes pesos posibilitan diferentes funciones en las diferentes capas que componen este tejido, por lo que sólo hay que saber cuál es la más indicada o la que en cada momento necesitamos. Un ácido hialurónico de alto peso molecular, no va a penetrar en profundidad, sino que ejercerá su función sobre las capas más superficiales. Esto aporta una muy buena humectación ya que genera un film sobre la piel que impide la evaporación y pérdida de agua a la vez que, por su tamaño y tridimensionalidad, proporciona volumen y ejerce un efecto suavizante de la textura de la piel. A medida que el peso molecular disminuye, la hidratación que proporciona es mayor porque tiene lugar a diferentes niveles empezando por las capas más profundas. Cuando utilizamos un ácido hialurónico de peso molecular muy bajo saltamos el último escalón logrando llegar a un lugar en el que se facilita la propia síntesis de nuevas moléculas de ácido hialurónico, por lo que es en este punto en el que la mejora de la apariencia de las arrugas existentes y de la flacidez asociada a la pérdida natural de la glicoproteína se hace patente.
Entonces, ¿cuál es el truco? Aunque sabemos que todas las versiones existentes de este ingrediente activo tienen individualmente propiedades beneficiosas para la piel, en Uniquely buscamos sacarle el mejor de los partidos y por eso contamos en nuestro laboratorio con materias primas que combinan diferentes pesos moleculares en un único ingrediente. Una versión de medio y alto peso molecular para aquellas pieles que requieren de un efecto hidratante y tensor gracias a su acción en las capas más superficiales, y otra que combina hasta 4 pesos moleculares distintos entre los que se incluye un muy bajo peso molecular que es capaz de llegar a las capas más profundas y mejorar la apariencia de las líneas de expresión y arrugas y la elasticidad de las pieles más afectadas por la pérdida del ácido hialurónico estructural de la dermis.